A veces, por ciertas situaciones, solemos desdibujar quiénes somos. En algunas ocasiones ocultamos nuestra identidad ya sea por temor, vergüenza, señalamientos sociales y hasta familiares, ambiente laboral, etc.
Cualquiera de los factores anteriores y otras más confabulan para que poco a poco vayamos enterrando entre pilas y pilas de tierra lo que en realidad somos, hasta el punto de desaparecer completamente para luego encontrarte perdido, sin horizonte porque ya no te conoces y todos esos sueños, anhelos y proyectos han sido oprimidos por lo que otra persona o el mundo te dijeron lo que debías ser; empiezas sentirte frustrado y desencajado de todo, intentas buscar algo te llene por todos lados pero no lo hayas, intentas una cosa y otra pero nada te funciona, hay un vacío inexplicable dentro de ti, pero a la vez un fuego que sabes que algo te falta.
Ese vacío y ese fuego a la vez se llama IDENTIDAD. Nacemos con ella, pero es nuestro deber seguirla forjando y mantenerla sólida, porque saber quién eres y quién no eres, te lleva a tomar decisiones sabias que ayudan a proteger tu corazón y/o evitarte heridas o sufrimientos innecesarios.
La identidad está conformada por 3 factores:
1. Carácter: Es el conjunto de principios morales, espirituales y éticos que te definen, pero que no los cambias por nada o nadie. Son principios inconmovibles.
2. Autenticidad: Está conformada por las virtudes y defectos que nos caracterizan.
3. Los anhelos: Son una parte muy importante porque aquí radican los sueños (lo que realmente deseas ser y hacer), pero también es la parte más enterrada y olvidada por nosotros.
Para saber quién soy, primero debo hallar mi identidad, para ello debo reflexionar acerca de: Mi carácter, virtudes, defectos y lo que realmente deseo para mi vida. Porque cuando caminas sobre las bases de lo que realmente eres te alineas a tu propósito.
con cariño, Wendy Zuluaga.

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