A menudo escuchamos acerca de guardar nuestro SER INTERIOR, pero no sabemos qué compone nuestro ser y por eso no sabemos guardarlo y protegerlo.
Los seres humanos somos tripartitas. Estamos compuestos por: Cuerpo, alma y espíritu. El primero es nuestro envase exterior, el segundo y tercer envase son internos y espirituales.
Cuerpo: Es mi envase exterior, tenemos una parte visible y otra interna. Lo visible, es lo que a simple vista cualquier persona puede percibir de nosotros, es decir, los rasgos físicos. En la parte interna están los órganos y una parte muy compleja de lo seres humanos, nuestros pensamientos y corazón, por lo cual, en este componente debemos cuidar nuestro físico, pero también nuestra mente, debemos, poner especial atención a los pensamientos que priman en nuestro diario vivir porque esto determinará nuestro futuro, porque todo lo que pienses llegará a tu corazón y todo lo que tu corazón sienta llegará a tu mente, de aquí, los malos deseos, amarguras, envidias, etc. Y lo que más alimentes, determinará el rumbo de tu vida. Por tal motivo llenar tu mente de pensamientos positivos se hace imperativo si anhelas una vida plena.
Alma: El segundo envase tiene depositado una parte muy hermosa de los seres humanos, nuestros sentimientos y emociones. Por tal motivo podemos decir que es la parte más frágil de nuestro SER, porque es el alma a quien hieren cuando alguien te traiciona, te hace daño y cosas semejantes. Pero es el corazón el que cobija el rencor, debido a que, por naturaleza el alma está diseñada para envasar lo mejor del ser humanos como, nuestros talentos, virtudes y todo aquellos que nos hace únicos. En el alma reposa nuestra autenticidad que es nuestra marca personal aplicada a todo lo que hacemos.
Si tu alma está rota, tu corazón también lo resentirá, por cual, nutrirlos se hace primordial, pero tranquilo, porque la cura es sencilla, para repararnos, solo debemos tener “buenos pensamientos”, así que, una vez más nutrir tu mente de todo lo edifique y te genere virtud, en eso debes pensar.
Espíritu: Es el envase más fuerte porque está conectado directamente a nuestro Creador, por lo cual, su función principal es comunicarte con Dios y darte a conocer los planes que Él tiene para ti.
En el espíritu radica la fe, la esperanza y el amor. La fe nos es otorgada al nacer en una porción repartida por Dios y es acrecentada en la medida que te relaciones con Él, la esperanza crece junto con la fe y están estrechamente ligadas y el amor, el más fuerte de todos es el mismo Dios obrando en nosotros porque Dios es el amor y solo quien lo conoce puede hablar de un verdadero amor, porque el este no es un sentimiento sino la decisión de amar a los demás.
La manera en que debemos nutrir el espíritu es teniendo una relación con Dios, a través de la oración que es el canal de comunicación con ÉL.
Empezar nuestros días hablando con nuestro Creador aviva el espíritu, porque es volver al estado natural del ser humano creado por Dios.
Con cariño, Wendy Zuluaga.
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